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El Reino de Dios


Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Marcos 1:14-15

El evangelio de nuestro Señor Jesucristo anuncia la llegada de un reino a la tierra. Y en la simple petición del Señor Venga tu reino nos enseña la importancia de este reino celestial.


El Rey y su Reino

El reino estará donde esté el rey y este es un principio que se aplica a lo espiritual también. Cuando Jesús el Señor anunció la llegada del reino de Dios se refería a su propia venida a este mundo. Un mundo que estaba bajo el gobierno de Satanás y la muerte. Un reino de oscuridad y esclavitud al pecado. Por lo cual estaba en permanente guerra contra el Reino de la Luz. Fue por esa razón que cuando el rey vino a la tierra pocos le recibieron y muchos le rechazaron cerrando sus ojos a la luz de su reino y condenando a sí mismos. Ahora el reino no está en un tiempo ni un lugar específico, sino en los corazones de aquellos que reciban al Rey en sus vidas y quieran ser gobernados por él.


Un Gobierno de Voluntad, Conciencia y Humildad

El reino de Dios está en la vida de aquellos que aceptan el Señorío de Cristo en sus vidas y deciden voluntariamente ser gobernados por él. Este es un gobierno invisible pero real, es un gobierno de personas voluntariosas que se someten a su autoridad como lo expresa el salmista en el Salmos 110:2 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente. Además este gobierno es un gobierno de personas conscientes y no engañadas o fascinadas vanamente. Es un gobierno de razón y fe. Una fe que reconoce y acepta conscientemente las promesas y las consecuencias de ser súbditos del Rey de reyes. Además es un reino que demanda humildad y plena confianza en su Señor para ser salvos. Así como el ladrón junto a la cruz de Cristo se humilló y depositó toda su confianza en Jesús cuando clamo al Señor Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino así también todo aquel que desee ser salvo debe humillarse y creer plenamente en la promesa de Jesús a ese hombre: Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.

¡Tan cerca del Reino! ¿Porque no entraras?

¡Tan cerca! Pues, pasa hoy mismo el umbral,

La voz de ''mañana'' es voz de Satán;

¡Tan cerca! y tal vez nunca llegues a entrar.

¿Quieres salvarte?

Entrégate a Cristo: te quiere salvar.



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